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ateo poeta

invitación 1

invitación 1

¿qué buscamos obsesivamente en los libros? ¿de qué huimos? ¿por qué no somos capaces de ir sin un libro debajo del brazo, en la mochila, en el pensamiento? ¿por qué cuando llegamos a un nuevo lugar nos ponemos enseguida a husmear en cualquier tienda o en cualquier rincón donde pueda haber novedades para nuestra sed de palabras?

 

cuanto más leemos en internet, menos imprescindibles parecen los libros como fuente de conocimiento manejable, con nuestras manos y vista, nada más; pero todavía siguen poseyendo una fuerza atractora: una especie de fetichismo, un estímulo provocándonos diálogos infinitos y, a veces, solipsistas, pero casi siempre en el más absoluto de los mutismos, hasta que los compartimos con alguien más,

 

en Pekín no es fácil seguir con el vicio, pero tampoco es imposible: desconociendo el idioma chino, sólo queda la opción del inglés y aunque libros en este idioma se encuentran por todo el mundo, su precio aquí es desorbitado, así que para los paseos por los parques y para matar las horas muertas, tan sólo me he provisto (en una librería de Dashanzi, el barrio fantasma de vanguardistas galerías de arte incrustadas en viejas fábricas) de una antología titulada “Poems for Architects” que ha editado con toda delicadeza y esmero Jill Storner,

 

invito a quien se quiera animar, a sugerir una traducción para una de las muchas piezas inquietantes y hermosas que contiene: One Art (de Elizabeth Bishop)

 

 

The art of losing isn’t hard to master;

so many things seem filled with the intent

to be lost that their loss is no disaster.

 

Lose something every day. Accept the fluster

of lost door keys, the hour badly spent.

The art of losing isn’t hard to master.

 

Then practice losing farther, losing faster:

places, and names and where it was you meant

to travel. None of these will bring disaster.

 

I lost my mother’s watch. And look! my last, or

next-to-last, of three loved houses went.

The art of losing isn’t hard to master.

 

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,

some realms I owned, two rivers, a continent

I miss them, but it wasn’t disaster.

 

-Even losing you (the joking voice, a gesture

I love) I shan’t have lied. It’s evident

the art of losing’s not too hard to master

though it may look (Write it!) like disaster.

 

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