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ateo poeta

Meriendo algunas tardes:

no todas tienen pulpa comestible.

 

Si estoy junto a la mar

muerdo primero los acantilados,

luego las nubes cárdenas y el cielo

-escupo las gaviotas-,

y para postre dejo las bañistas

jugando a la pelota y despeinadas.

 

Si estoy en la ciudad

meriendo tarde a secas:

mastico lentamente los minutos

-tras haberle quitado las espinas-

y cuando se me acaban

me voy rumiando sombras,

rememorando el tiempo devorado

con un acre sabor a nada en la garganta.

 

Ángel González

 

1 comentario

Una de las forjadoras de sueños -

Al leer la primera frase me ha sonado mucho; luego he comprendido.
Es una tontería, ¿lo has escuchado o leído? Si has tenido la suerte de escucharlo en la playa ¡qué delicia!