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ateo poeta

trabajos verticales

trabajos verticales

 

Pautas, series, bucles iterativos:

¿Apariencias vulgares u osadas revelaciones

del sueño?

 

Automóviles mal aparcados cuyo claxon suena

irritante. Teléfonos descolgados no menos

monocordes.

Oyes sin oír las peroratas de los locutores.

Sólo la música, a veces, amansa a tu fiera.

 

¿Qué orden se puede imprimir a una realidad

críptica, en la que todo se desbarata?

Incluso con rachas a favor, siempre nos seduce

el naufragio.

 

Como si todo consistiese, a partir de cierto punto,

en ir desdibujando cada línea, trazo, código,

mancha, pena, hálito,

hasta el principio del fin.

 

No voy a añorar nada. Lo fugaz y lo único, el guiño

y lo imprevisto, por definición, se desvanecen.

¿Cómo preservar una unidad en lo intangible

y etéreo, empero fértil?

 

Si no fuera por el camuflaje, por la desnuda sinceridad

con cada uno de esos interrogantes,

sucumbiría al abrazo mórbido

de quienes torturan sonrientes, en sigilo, cómplices.

 

Ruido y silencio. Caballos alados y producción en

cadena. Te di la rosa que sigo llevando

dentro.

 

 

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