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ateo poeta

 

Vienen resonando en lo onírico. Carecen

de forma y de sistema, pero quieren

alcanzar la denominación de arte. Lejos,

en la emboscadura, la inminencia de

la maduración, las sendas, suscitan otros

desvelos. De los matojos al arbolado

lúcido cultivo minúsculas gotas de resina

y olvido cómo se escribía con el tizón.

Teatrales las cuitas de quien no se

descalza. Sólo la plata de las lágrimas,

el discurrir de lágrimas de nubes, para

quien se descalza sobre el humus frío.

 

Y canta: yo no soy idéntico a mis

penumbras, yo balizo el escarpado

ascenso. Dejad esa vibración genética,

atemporal, que siembre y esparza la

sencilla luz.

 

 

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