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ateo poeta

 

Tanto deambulan los espectros

como los cuerpos de carne y hueso

intentando atisbar sin éxito su propia

imagen, en un espejo tras otro,

sin reconocerse idénticos ni una sola vez.

 

Ni una manzana solemne,

ni mi vestimenta de camuflaje,

ni la lluvia con su pericia declinante

padecen semejantes distorsiones

 

hasta que me interrogo: ¿quién es ese

que muerde la fruta providencial?

¿qué vacío o que multitud se agolpa

para cubrir mi desnuda naturaleza?

¿qué importan el ángulo o el escalofrío

húmedo si la piel del alma

es sólo porosidad?

 

 

Fotografía: Man Ray

 

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