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ateo poeta

 

Amo las rutinas

y la introspección,

tanto como la deriva

refrescante

y la escucha fiel a quienes

resuenan en la cavidad

filosófica.

 

¿Por qué concentrar el amor

en un solo cuerpo

y momento?

 

¿Quién podría disputarnos ahora

las reglas de nuestro juego

cíclico?

 

Sé que es difícil repetir

un hogar

de estrellas danzantes,

por muy vulnerables

que sean sus cimientos

no pronunciados.

 

Y que la edad

avanza por las ramas,

fruto tras fruto,

a través de ese vacío

atmosférico.

 

Mas nunca podemos regresar

al origen de toda belleza

esquiva.

 

Tan solo nos es dado

hacerla nacer de nuevo,

beber siempre

de su turbulencia.

 

 

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