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ateo poeta

extracto de un cuento de Vlady Kociancich

extracto de un cuento de Vlady Kociancich

 

 

"Cuando su editor le anunció que la novela ya aceptada no se publicaría, Alejandra, impecablemente vestida, clara como la rosa de la publicidad del maquillaje, cruzadas las piernas en displicente exhibición de medias francesas y zapatos italianos de taco alto, se había echado a reír con su risa apaciguante, cálida.

 

-Otro libro que engrosa mi biblioteca inédita.

 

No se enojó, no reclamó. Aunque esa novela le había dado un sentido a su mustia vida cotidiana. Tal vez porque escribirla era olvidarse. Tal vez porque escribiendo para otros sentía la necesaria frescura del deseo, unas gotas de agua en la tormenta de arena que duraba dos años. Francamente, ya no tenía importancia. La novela se había sumado a la lista de conflictos inútiles que Alejandra, cada día más sabia, eliminaba de su visión del mundo.

 

¿Para qué publicar otro libro si tantos se estaban publicando? ¿Para qué esforzarse? En escribir. En publicar. En levantarse de la cama. En alimentarse. En caminar. En hablar. Miles de millones de seres humanos lo hacían, ciegos a las monstruosas cifras del crecimiento demográfico, fieles al sueño de ser únicos, de ser indispensables.

 

Y Alejandra se ruborizó.

 

-Qué egoísmo -dijo, mirando la taza-. Estar viva sin ganas, ocupando un lugar en un planeta donde sobra la gente."

 

Vlady Kociancich, Cuando leas esta carta, 1998

 

Fotografía: Julie de Waroquier

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