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ateo poeta

 

Me faltas y esa es mi condición de ser

en búsqueda, desbrozando, interpelando

a una naturaleza roma y tupida, a los días

de nubosidad aguardando su sazón.

No serán gratuitos tus ojos destellando

en el relente nocturno, ni serán míos

porque ese sabor de oráculo desgasta

su horizonte, se enfoca a la desposesión

y es consustancial a la malva luz.

Si sólo es pálpito nuestra trémula

materia, cadencia, sucesivos golpes

de vida y flor entre zonas blancas,

fallas, vacíos donde anida lo gestante,

dime tú qué podría colmarlo sin

asfixiar esta infinitud. Masa de harina

augurando su levitación, despuntan

las fragancias del amanecer, exprimo

el almíbar de tu ausencia porque nunca

es perpetua y con poco más me sacio.

No me faltas siempre, no vienes sola,

no pronuncias idénticas oraciones.

Eres un mar de oleaje impredecible

con tierra a la vista. Es en esta suerte

de ahora que adopto la forma inversa

y me incito a nadar más adentro.

 

Ilustración: Michele del Campo

 

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