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ateo poeta

 

Diario de un domingo de octubre

ya que nunca sería capaz de escribir

un diario propiamente hablando

pues de tantas minucias dudo que

emerja algún sentido loable.

 

Diario de una jornada lluviosa

atravesando Londres en diagonal,

desde Southwark hasta Harlesden,

pedaleando por intuición, con las

gafas mojadas y el pensamiento

enérgico, físico, unido al mundo.

 

Diario triste de quien vaga sin

tristeza pero no soporta la violencia

contra los niños, la felicidad truncada

o eternamente demorada, la vida sin

mapas, sin atributos, sin una fútil

excusa para adivinar las caprichosas

oscilaciones del deseo.

 

Diario de un regreso evitando

ahora la médula luminosa de

Hyde Park, alcanzando el resguardo

de esta vieja fábrica de revelado

donde alguien ha empezado a cocinar,

algunos juegan al ajedrez y yo intento

leer cualquier cosa que me permita

olvidar lo absurdo, lo injusto, la policía.

 

Diario de las interrogaciones

que me quitan el sueño, de la

cálida mano lejana, de las calles

que se bifurcan y renacen, del

sabor húmedo que se agazapa

en la díscola incertidumbre.

 

Diario de Oxford Street y del

consumo ominoso y de las tarjetas

de crédito y de tantas vidas hechas

añicos por esa hegemonía y por

la acidez y la corrosión de esos

caducos y fúnebres gobiernos.

 

Grafito: Mobstr

 

 

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