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ateo poeta

 

La mejor lección

que uno puede aprender

de aquellos taxidermistas

de la burocracia ciega

y los sumisos protocolos,

de las montañas inútiles

de legajos y sellos estampados,

del ir de puerta en puerta

como ahora se bucea

tirando de uno y otro hilo

hasta la extenuación,

es que resulta infinitamente

más saludable

abrazar unas pocas

y sólidas premisas

existenciales.

 

Aunque las sometamos,

ellas sabrán por qué,

a continuos

interrogatorios.

 

 

Ilustración: Ran Ortner

 

 

 

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