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ateo poeta

 

Que el deseo, por tratar un asunto

de interés general, solo existe

lúdico y especulativo,

en una maraña

de relámpagos necesarios,

sin objeto definido

-que conste allí donde

sea pertinente-,

reacio a lo único

y asombrado,

en fuga de la ley vil

y del odio, a

contracorriente

como los peces voladores,

fiel a lo que subyace,

en crisis y al borde

del abismo, alegórico

en tanto que amapola

carnívora, por ejemplo,

también de sí mismo depredador,

en revolución permanente

y, por ello, siempre

infructuoso

y, al fin y cabo,

extenuante

y sin el cual, empero,

apenas sabríamos

qué significa vivir.

 

 

Fotografía: Julia Zuri

 


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