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ateo poeta

 

He intentado practicar la paciencia

y la quietud que brotan de la rama,

confraternizar con los seres alados

y con el fuego de los metales.

 

Me he dispersado por los bazares

con sus cuerpos de espejismo

y góndolas que conducen

a cualquier sombra e intemperie.

 

He sido distante e ingenuo al creer

en la huida del ojo de la tormenta,

en el renacimiento de los órganos

a través de la palabra roja y alveolada.

 

He invocado el amanecer turgente,

la ebriedad de las insurrecciones,

la luz que hiere a pesar del hambre

y de los baldíos artificiales.

 

Todo ha sido en vano

pero aún queda tiempo

para seguir insistiendo.

 

 

Fotografía: Robert Mapplethorpe

 

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