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ateo poeta

 

¿En qué resplandor desclavabas puntas

afín a una levedad agostada y tardía?

 

Son necesarios los pies al aire y señalar

el límite mullido de cada divergencia,

un trayecto que oímos reverberando

dulce y caudaloso.

 

El dinero sería un lastre para suspender

la noción de lo táctil. Mejor una vela

blanca, nadar hasta los huesos, que los labios

pronuncien con cuidado y pudor.

 

 

Fotografía: Mona Kuhn

 

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