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ateo poeta

 

No sé cómo se hace

la revolución, ni me creo

la milonga

de que haya un único

prototipo

a emular.

 

Bastantes tragedias

se han sucedido

tras muchos y justísimos

alzamientos

populares.

 

Permanecen, en todo caso,

los panes y las rosas,

y llenarse las manos

de soberanía.

 

Más complejos serán

los algoritmos

que le confieran esplendor

a los oscuros ideales.

 

Lo que sí sospecho

es que no disfrutaremos

de la fiesta

sin antes desbrozar

los tortuosos caminos

que nos quedan

por recorrer.

 

 

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