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ateo poeta

 

Hay palabras

que se las lleva el viento.

Y hay palabras

que caen como una losa.

 

Luego hay palabras

que hacen mucho ruido

y pocas nueces,

del mismo modo

que otras calan

hasta los huesos,

como un chaparrón

vespertino.

 

Nuestro deber

es el de juzgarlas parcial

y subjetivamente,

de acuerdo

a las circunstancias

de rigor.

 

De lo contrario,

es muy probable

que nos quedemos

con la miel en los labios.

 

 

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