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ateo poeta

 

Las concepciones optimistas

y positivas de la vida,

las que todavía albergan

esperanzas y proponen

soluciones para cualquier

desmán, me sacan un poco

de quicio.

 

¿Pero es que cierran los ojos

a toda esta nube de violencia

que impregna hasta la más

mínima operación de compra

y venta?

 

¿Cómo se pueden arrojar

a los escombros de la historia

todos esos movimientos

de tropas ávidas de sangre

fresca?

 

¿Por qué aceptar dócilmente

estos puntos de partida y los

privilegios adquiridos?

 

¿Es tan saludable el rechazo

a abastecerse de otras

potencialidades?

 

Ingenuidad, conformismo,

avaricia y la boca llena

de palabrería acerca

del bien común.

 

Desde la contingencia

que nos ha tocado en suerte,

cualquier opción política

parece inestable, suicida

o temeraria.

 

Y no es que abogue

por lanzarnos al precipicio

o quemar todas las banderas

desde nuestra cuerda

floja.

 

Sólo digo que observemos

el conjunto y pongamos

en práctica un poco

de ecuanimidad.

 

 

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