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ateo poeta

 

Entiendo y admiro los bailes

agarrados.

 

La proximidad de la piel,

la invitación a jugar,

intuir la certeza del futuro

implacable.

 

Siempre quise ser más hábil

en ese arte, no lo niego

pero, a cambio, nos quedaba

la algarabía.

 

Tampoco por saltar con frenesí,

a mi aire,

he volado mucho más

alto.

 

 

 

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