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ateo poeta

 

Y si el paraíso

tan solo consistiese

en un domingo de mayo

en Villa Pamphili

donde los niños juegan

sin perder el resuello,

como corredores de fondo,

y los amantes se besan

con ardiente pasión

y las ganas contenidas.

 

 

Fotografía: Miguel A. Martínez

 

 

 

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