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ateo poeta

 

Doy un paseo por los jardines

como rutina saludable

de sobremesa, espero,

y cierro los ojos unos minutos

tumbado en un banco violeta

de formas sinuosas, escuchando

canciones animadas y celebro

cada golpe de brisa que rebaja

un poco la temperatura

sofocante.

 

Me complace esta

tranquilidad y la evasión

y sé que estoy lejos,

muy lejos,

incluso para quienes

comparten estos lugares

conmigo aquí

y ahora.

 

Por un instante desfilan

por el recuerdo los amores

que nunca llegaron a ser,

los que se quedaron

a media cocción

y aquellos más explosivos

cuya caída a tierra fue

no menos

estrepitosa.

 

Y entonces me reafirmo

en mis trece, en que hay más

cosas en la vida: esta

música sublime, por ejemplo,

o esos pájaros a su aire

y las flores pintonas,

o el tiempo lento y leve,

el que nunca falla,

y sé que estoy lejos,

muy lejos,

porque lo único que haré

hoy será escribir algo

y reconciliarme

con cada uno

de esos amores

en tinieblas.

 

 

Fotografía: Bunny Yeager

 

 

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