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ateo poeta

 

Sabes que estás solo.

En última instancia.

 

Después de atravesar la luz,

las palabras comunes,

la espesura del mundo.

 

¿Es que, acaso, las ramas

de la ciudad

o los techos helados

de la montaña

pueden guarecer?

 

Todo recae sobre tu núcleo

e interpela.

 

Por eso desconfío

cuando me dices “para siempre”,

infinito amor”,

el único”.

 

 

Ilustración: Gabriel Viñals

 

 

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