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ateo poeta

 

Siempre nos vamos lejos, a los glaciares,

a los puños cerrados, a una palabra que suena

exótica porque es embrión y justicia

horaria donde escampa un aguacero

estival.

 

Los nativos exponen su filosofía

de las cosas menudas y los dientes intactos

que atesoran la previsión

de lo irremediable, ante lo cual debemos

plegarnos con humildad y reconocer

cómo crepita la luz salada.

 

Me amarías si fuese otro animal

con alas y mitológico, la nuez

de las respuestas que yacen sin

preguntarse, pero apenas atisbo

las costuras del dolor.

 

 

Fotografía: Nat Farbman

 

 

 

 

 

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