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ateo poeta

 

Me fastidian

las reglas del juego.

 

Me fastidia,

en particular,

cómo persisten ellas

y las ignoramos

el resto.

 

Me fastidian, tanto o más,

las reglas usadas

para definir

las reglas del juego.

 

Esa secreta

metafísica

en segundo plano.

 

Y me fastidian,

en primera instancia,

los intereses pequeños

y avaros

de quienes juegan

a ponernos

las reglas.

 

En este punto

siempre surge

una bifurcación:

librarnos de ellas

o jugar a otra cosa.

 

 

Ilustración: Violeta Camarasa

 

 

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