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ateo poeta

 

El fabulador Borges no pretende

sentar cátedra en torno a la teología

y sus disquisiciones de principio,

los crímenes y sus tramas,

los mitos de la civilización,

las bifurcaciones

violentas

de la historia.

 

Sin embargo, no duda en lanzar

sus perlas líricas y metafísicas

como balas envueltas

en algodón:

 

“En el cuarto no quedaban colores vivos;

el último crepúsculo se agravaba.”

 

“Somos las sombras de un sueño.”

 

“Ensayaba continuas metamorfosis,

como para huir de sí misma.”

 

“Cualquier moneda es, en rigor,

un repertorio de futuros posibles.”

 

Un tipo, se me antoja, bien apartado

de la economía política.

 

 

Ilustración: Peter Chadwick

 

 

 

 

 

 

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