Blogia
ateo poeta

 

Las máquinas, puntuales, proseguían

con la demolición.

A la misma hora. Me han despertado

violentamente. Porque anoche

leí hasta tarde.

Y porque me tocaba dormir solo,

con la única compañía

de esos seres imaginarios

que pueblan

mis efímeras posesiones.

 

En mi centro de trabajo

no ha ocurrido un ataque terrorista

masivo.

Los elefantes repostaban agua

turbia pero el orín es más insoportable

en las instalaciones

deportivas del gobierno.

Mis hijos deben pensar

que la poesía no hace justicia.

Tampoco los periódicos

nos dan de comer.

Y sin embargo hay paraísos

frágiles y amenazados

en los confines

de la economía.

 

¿Por qué esa obsesión

con la tez blanca y paliducha

si el índice de Gini oscila

a velocidad galopante?

 

Por causa de la madurez

regreso al párrafo primero

para retomar los ejes

del discurso, a saber:

un blanco inmóvil, la nostalgia,

la retórica

de los cumpleaños.

 

 

Fotografía: Albarrán Cabrera

 

 

0 comentarios