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ateo poeta

 

Para mí, la comunión

del cuerpo y de la sangre

es la que no dejamos

de practicar

esos días del mes,

de acuerdo con la luna

u otros designios

inescrutables,

y aunque acontezcan

súbitos cambios

de humor.

 

Acercarnos también,

reverentes

con los ciclos naturales,

porque en los labios

arde el devenir

de nuestro ser

en volátil potencia.

 

 

Fotografía: Mai Oltra

 

 

 

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