Blogia
ateo poeta

 

Domingo por la mañana

en una ciudad del norte de Europa.

 

Plácida quietud. Cielo encapotado.

Las calles casi desiertas

incluso ahora que ya despidieron

a las ráfagas de frío

cortante.

 

Ojalá se amen con pasión, o un poco,

al menos en su día libre.

O que salgan a estirar las piernas

por toda esa abundancia

de verde.

 

No me extraña que unos miles más

atraviesen lo peor

para alcanzar estos vacíos.

 

Son absurdas siempre

las fronteras que aumentan las muertes

y tan evitables.

 

Hay no poca belleza

para compartir.

 

Que ningún fascista pueda extraer provecho

de mis palabras.

 

 

Fotografía: Russell Tomlim

 

 

 

 

0 comentarios