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ateo poeta

 

Sólo en la canción prohibida oyes rugir

un volcán en tus oídos.

 

Los muslos dóricos aplazan la asamblea

de las aguas. No hay que precipitarse,

escampará.

 

Nido, unión rebelde, crisol de antiguas fuerzas.

 

Secciones de mí desaparecen de la vista.

La noche ámbar como ímprobo silogismo:

lo que el corazón ve.

 

Te aproximas incesante y pectoral y pélvica

y la ley general

proclama

abundancia, vítores, boca de riego.

 

Doy crédito a la muda erupción.

Voluntad, abrazo.

Mamíferos.

 

 

Fotografía: Ash Thayer

 

 

 

 

 

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