Blogia
ateo poeta

 

Últimamente notaba una serpiente insidiosa

ahí en el pecho, como carcomiendo los

valladares del corazón. Ese corazón amasijo

de fibras y plasma por el que todo pasa.

Todo, sin excepción, todo lo que permite pensar

en algo y subirse a las olas heridas y

desconectar los aparatos eléctricos y las alarmas

sordas y hasta proclamar: los aerolitos trazan

parábolas sobrehumanas, mientras que no hay

idealista que viva cien años sin trigonometría.

Por eso he aplazado la prestación de servicios

en cadena y los indescriptibles delirios de

grandeza. Cumple el artesanal esculpir de la

bóveda originaria como el ave blancuzca tiembla

y garabatea. Que amaine lo expedito y se

restrieguen las sienes con bálsamo de tigre.

Salvo las urgencias que demanden cuidados

intensivos, sólo responderé al embriagante

capricho de las flores carnívoras.

 

 

0 comentarios