un poema de Antonio Gamoneda
A ti, muchacha, que, de pronto, estrenas
la juventud caliente de la risa,
a ti te estoy diciendo: eres precisa
en cierta soledad, en ciertas venas.
Crece la muerte con la vida. Apenas
le llega al corazón alguna brisa,
pero tú crecerías más deprisa;
la alegría que tú desencadenas.
Préstame, amiga, préstame temprano
tus ojos y tus pechos. Duramente
por la boca te sale mucha vida.
Esta hora es feroz. Dame la mano;
alcánzame una muerte sonriente;
pon tus labios desnudos en mi herida.
Antonio Gamoneda, Edad (1953)
Fotografía: William Klein
0 comentarios