Se desliza
por lo mínimo
y lo recóndito
sin más ley
que el rozamiento
delicado
y lo volátil,
mientras desafía
a la corriente
y al frío azul,
mientras se entrega
a la cálida vecindad
de la lenta
y hasta inmóvil
actitud.
Sólo el tiempo
voraz
se aleja
incesante.
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