Pero el límite esférico echa raíces y se amalgama
a un sonido parco que instruye a los comensales,
parásitos y héroes de la aviación.
Un beso es un punto indeclinable, tangente, cifra
panorámica de los órganos perturbables y dilectos.
Mi gaya ciencia consiste en la humilde colección
de esbozos en la vigilia, ese mapa de sustratos
resignados a la finitud de lo que abarca el ojo
previsor.
Ilustración: Julie de Waroquier
3 comentarios
aleteo -
ateopoeta -
Hilda -