Llega el lunes
y saca su arma blanca
intimidando:
¡manos arriba!
¡dame todas
tus especulaciones
y tus amoríos
fantasiosos,
y lárgate de aquí,
a trabajar!
Me temo que esa cara
de niño
con su juguete
en la mano
carece
del más mínimo poder
de persuasión.
Fotografía: Xyza Cruz
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