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ateo poeta

 

Son los primeros días de septiembre

y se nota en las caras.

 

Aunque las temperaturas rondan

los treinta y cinco grados,

quién puede apagar

un escalofrío de enajenación.

 

Si he huido a una imposible

existencia clandestina

por qué esa luz y esos labios.

 

En lo remoto, en la pulpa almibarada

caducando: la intermitencia,

la opacidad, nuestros caminos

que se cruzan.

 

 

Ilustración: Pedro Peinado

 

 

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