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ateo poeta

 

No necesitas decirlo, ponerle letras, verbalizar,

que mis manos se dirijan a tus pechos, sintaxis,

una frase que no interrumpa, que se sume.

Las guías con las tuyas, cuánta presión, en qué

ángulo, son infinitas las posibilidades, la lógica

cancelada, la rugosidad de la piel, su diferente

tersura y nervios, continúas soñando. Saber

que su función, que amamantar, que tu forma

de pedir, que el universo reparte sin mayor

justicia. Que todo es ahora y que todo lo demás

se suspende e inunda y reina el único lenguaje

comprensible.

 

 

Fotografía: Pavel Kiselev

 

 

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