No necesitas decirlo, ponerle letras, verbalizar,
que mis manos se dirijan a tus pechos, sintaxis,
una frase que no interrumpa, que se sume.
Las guías con las tuyas, cuánta presión, en qué
ángulo, son infinitas las posibilidades, la lógica
cancelada, la rugosidad de la piel, su diferente
tersura y nervios, continúas soñando. Saber
que su función, que amamantar, que tu forma
de pedir, que el universo reparte sin mayor
justicia. Que todo es ahora y que todo lo demás
se suspende e inunda y reina el único lenguaje
comprensible.
Fotografía: Pavel Kiselev
0 comentarios