Construyo un relato que me avisa:
enlazar noche y claridad, poner a seguro
latidos, la superficie que irradia.
Permitir las condiciones.
No sucumbas a la desolación porque vamos
a oírte como flor a tiempo y presumirás
de la sabiduría sencilla.
El rango entre dos vacíos: eso es todo, lo único,
lo sujeto a las ímprobas hazañas por decir
que fue óptimo, dichoso,
presencia y amalgama, tu mundo.
Y todavía no.
A golpes con las máquinas, la disciplina,
lo brutalmente exterminador. Solo mitigo,
acupuntura.
No es hora de ceder ni declinar.
Que tú ilumines, está cuajándose.
Fotografía: Mai Oltra
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