La división internacional de los afectos
arroja un lamentable balance
de transferencias desiguales.
La carta solemne que estipula
el derecho de asilo
no cuenta con la adhesión de los amantes
con heridas próximas e intangibles.
Absténgase de apelar a los más supremos
tribunales por compensaciones económicas
o restitución de pérdidas
si fue usted, ávido de deseo y romanticismo,
quien puso toda la carne en el asador.
Las cosas son así y al revés no menos
de lo que podrían ser ahora o más adelante
en caso de un mayor arraigo en los territorios
del alma y una más aceptable
justicia social.
Fotografía: Mai Oltra
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