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ateo poeta

 

Ahora no es el momento de encallar.

Ahora no te alejes de la señal

del escalofrío.

 

¿Acaso existe otra métrica que la voluntad

ante las encrucijadas?

 

Y cancelar el arrendamiento y horadar en la nuez

de lo incandescente.

 

Presiente la quilla sumergida, el pábilo de la luz,

los regalos antojadizos que despuntan.

Que el enhiesto perfume de lavandas

no obnubile nuestro amor

por esas raíces como labios.

 

Volver al latido circular de la rama y al sosiego

que macera bajo las sombras de los adjetivos.

Desempedrar a mano la vía

de toda desazón.

 

Fotografía: Julio Bittencourt

 

 

 

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