Hay poemas que adoro
y poemas que aborrezco.
No hay lugar
para medias tintas.
O pocas veces
(y entonces dudo
de su contribución
al género).
Lo peor acontece
cuando mi yo sujeto
y mi yo objeto
se enzarzan
en idénticas
disquisiciones.
Ilustración: Wendy Macnaughton
0 comentarios