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ateo poeta

 

Soy la mano de obra.

La mano a la que no

se le caen los anillos

por ponerse manos

a la obra.

La mano a la que no

le sobran los anillos

ni falta que le hacen.

La mano que se afirma

y la que niega

puño en alto.

La mano que sí

o la mano que no.

 

Soy la mano que guía

a la voz

hecha de nada

y a la voz a medio hacer.

La mano que no fuerza

al verso ni tampoco

a lo que albergue

de razón.

Soy la misma voz

que guía a la mano

porque los pies

ya caminan solos

y caminan lejos,

aunque no siempre

a un lugar mejor.

Los pies que sí

o los pies que no.

 

Soy el brazo partido,

el cuerpo sin columna

que fracturar,

el gesto con sed

y el gesto afónico

y helado

cuando clama y trabaja

y duerme y vuelve

a empezar

porque no hay justicia

que valga.

Soy el cuerpo a cuerpo,

extenuado,

el que sólo lucha.

El cuerpo que sí

y el cuerpo que no.

 

 

Fotografía: Edward Muybridge

 

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