existimos
os necesitaba conmigo, camino del este
entre los surcos baldíos y las preguntas con olor a lavanda
en nuestra condición primitiva de arañas
seres acuáticos, saurios, alumbradores
a la sombra del vértigo, de los vigilantes carroñeros
en el corazón frágil de las aguas más sabias, veloces
como la conciencia de lo efímero
como lo aprendido con las yemas de los dedos
siervos de la libre promiscuidad, siervos
de las almendras, los atardeceres, el humo y el ruido
de los festejos rutinarios, para ebrios, a lo lejos
ese verano, ya lo sabremos, dimos un buen estirón
y acariciamos metros y metros de nuestra infancia
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