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ateo poeta

 

Ahora las cosas han cambiado.

 

Los sampan navegan a motor

como taxis, llenos de trastos

e imaginería budista.

La cornucopia del marisco local

se ha esfumado entre plásticos,

balsas de aceite, gigantes vientres

de contenedores.

 

Las olas me marean.

 

Voy a nadar a la piscina de Mei Foo

descubierta, en pleno febrero, cincuenta

metros de longitud, una masa

caliente de agua, el arco iris del graderío,

los cuerpos frágiles y fuertes,

deformes, mutantes. No hay cuerpo

ideal, solo rozamiento.

 

Los primeros planes masivos

para las periferias obreras.

Entresijos históricos, permanencias

que la clase global

ignora.

 

Humedad en cualquier estación.

 

Nadie pronuncia la palabra sexo.

Tangencial.

 

 

Fotografía: Fan Ho

 

 

 

 

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