cómo podemos vivir
inmunes
a todos esos crímenes
ahí fuera,
cerca, lejos,
ubicuos,
y dormir en paz,
aspirar
este delirio de flores,
desear sin culpa
un nuevo trance
nuestras islas
y clanes
siempre a punto
de extinguirse
no sería tan absurdo
claudicar
ante este absurdo
si no fuera
por la aurora
de esos domingos
en que no abrimos la prensa
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