Las amantes de verdad
son las que me piden
que llame a la oficina
y diga que estoy enfermo
porque los antojos y el vicio
suelen contradecir
los horarios laborales.
Las demás
son flores de otro mundo
para los ratos libres
y los fines de semana.
Y eso con suerte,
si no me marchito
antes.
Fotografía: Debbie Thijs
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