la primavera va por dentro
La semana pasada tuvo sus dosis cinematográficas con una reposición sesentayochista (La Chinoise, de Jean Luc Godard) y con una opera prima y estreno casi clandestino en el mítico cine Doré (bajo el auspicio de la Filmoteca Española) pues, al parecer, no tiene todavía distribución comercial: Nevando voy (Maitena Muruzábal y Candela Figueira, 2007). Sencilla, intensa y vitalista, esta película me recordó inicialmente a La soledad (de Jaime Rosales) y a Recursos Humanos (de Laurent Cantet), pero situada a virtuosa distancia de ambas. Se acerca el invierno en Pamplona y dos mujeres son contratadas, a través de una empresa de trabajo temporal, para reforzar la sección de embalajes de una fábrica. La empresa tiene unas grandes instalaciones y, entre otras cosas, produce cables y cadenas para colocar en las ruedas de los coches cuando nieva. La llegada y permanencia de la nieve, por lo tanto, estarán ligadas a la continuidad de Ángela y Karmentxu en esos precarios y anodinos empleos. Sus rutinas domésticas y laborales se muestran tan alienantes como las que tienen sus dos compañeros de la nave donde trabajan, Jairo y Javier. Pero una chispa estalla de repente y el cuarteto empieza a sonreír, a mirarse a los ojos, a hablar de sus vidas, a jugar y divertirse en el trabajo. Ángela, sin duda, es la instigadora de esa revolución. Todos parecen tan enamorados y felices que hasta el sol resplandece más radiante y, claro, sin nieve no hay trabajo y peligran, por ende, los contratos de las dos mujeres. Pero con la nieve llegan otras nubes y, también súbitamente, vuelven al grupo las caras agrias, el silencio y el vacío. ¿Cómo es posible ver la vida en positivo, llevar una primavera dentro, incluso en los lugares y circunstancias más deprimentes? Esa es la hermosa cuestión que va hilando los cambios de humor de los personajes al mismo tiempo que los claroscuros de los madrugones, la valla de la fábrica abriéndose y cerrándose, los semblantes de ordeno y mando, la hora del bocadillo, las esperanzas mullidas y frustradas. Buscando alguna luz. Sin resignación. Aunque todo alrededor y el temporal acechante no parecen de lo más propicio.
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