Sabes que no eres
sino un mero cruce de caminos,
una suerte de confluencias
en un tiempo que
pudo no ser.
¿A través de qué piedras resbaladizas
puedes vadear la corriente,
desafiar su violento
canon?
Tu cuerpo caliente e irredento
sigue un rastro,
se embosca, encuentra
melodías
entre los ecos amorfos.
Y enciende la llama, para
empezar de nuevo.
Fotografía: Rafael Pérez Cortés
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