Limpio la casa
no porque sea sábado
sino porque anhelo
que llegues en volandas,
que te deslices hasta aquí,
con tu pétalo y tu domingo,
a tomar el baño y extraer
el oro, a decir en voz
a tu medida lo intangible,
el rescoldo, la ráfaga
invitando a despertar.
Y si no vienes o ni siquiera
existes, por lo menos
ha quedado la tarea concluida.
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