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ateo poeta

 

Has olvidado las primeras brazadas, la angustia,

la caricia del agua, las instrucciones

y, sin embargo, sabes nadar.

 

Te has sumergido en una vida anómala, en palabras

que no alcanzan nunca a atisbar lo inefable,

aunque emulsionan, ungen, aderezan

la equivocación.

 

Nadar o volar entre los pliegues inconscientes.

Reconducir la trayectoria, postular

la deriva propicia.

 

Fotografía: Trevor Watson

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