un poema de Néstor Barron
Mi belleza es arrasadora
cuando te tengo arrodillada
delante de mí y acaricio
tu nuca con mis dos manos.
No me exilies de tu boca todavía,
no me escupas tan pronto de regreso a
la fealdad
de mi maravilloso mundo muerto.
Néstor Barron, Las Otras. Historias del misógino que amaba a todas las mujeres, 2008
Ilustración: Diderot
1 comentario
en voz alta -
Con sólo mirarme me liberas,
aunque yo me haya cerrado como un puño
siempre abres
pétalo a pétalo mi ser,
como la primavera abre con un toque
diestro y misterioso su primera rosa.
Ignoro tu destreza para cerrar y abrir
pero, cierto es que algo me dice
que la voz de tus ojos
es más profunda que todas las rosas.
Nadie, ni siquiera la lluvia,
tiene manos tan pequeñas
E.E. Cummings