Es una mañana muy inglesa.
Muchas nubes ahí arriba
y unas ráfagas de viento poco amistosas.
Mis primos trilingües y de japonesas facciones
han correteado, bailado y agitado el presente
hasta desaparecer engullidos
de nuevo por la rutina escolar.
En esta tregua
escucho piano solo.
Planifico qué haré en las próximas horas
cuando también me sumerja en el tráfico
y me interroguen las bifurcaciones.
Hace frío, bebo un té blanco,
sé que existimos como la espuma,
sobre una ola de accidentes.
Ilustración: Luego
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Lebensfroh -