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ateo poeta

 

Vivir es igual a morir en pequeñas dosis,

en cómodos plazos, pagando por anticipado

el cheque en blanco que nos concedió

la eternidad, ese brevísimo lapso de tiempo,

esa insignificancia en lo absoluto del tiempo.

 

Y cuando se nos caen las cosas de las manos

y se quiebra nuestra frágil ambición

de control, y cuando apenas nos amamos

a nosotros mismos por pretender cotas

más elevadas de comprensión, porque no

otro fin anhela el amor correspondido,

¿qué libertad podemos entonces esgrimir?

 

Que no te mate la angustia del cosmos, que no

asfixie tu humilde reptar la insoportable

luz de lo invisible, que no te amilanen los

administradores de la muerte fulminante ni

la superficie rala de una vida simple y hueca,

convertida en mera fuerza de trabajo,

apariencia manipulable que esconde la

belleza de la flor y el abrazo de la tierra.

 

Ilustración: Ed Templeton

 

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